Las emociones atrás de tus antojos

ARTICULO 1 - Las emociones atrás de tus antojos

Las emociones afectan al cuerpo en su totalidad. 

¡No son algo que flota alrededor de nuestras cabezas! Las emociones se activan mediante diversos sistemas en nuestro cuerpo que interactúan con el cerebro. Nuestros pensamientos y comportamientos, e incluso el hambre, se componen de sustancias bioquímicas que son las que le dan forma a lo que sentimos, como al estado de ánimo. 


Es por ello que cualquier desequilibrio de las mismas puede afectar al estado que estamos experimentando. Debe existir un equilibrio entre las sustancias bioquímicas para que nuestras células cerebrales puedan comunicarse entre sí con eficacia.

 

Aproximadamente un tercio de la población admite comer para autorregular el estado de ánimo. Pero, probablemente, el número podría ser mayor, porque mucha gente no presta atención a su estado de ánimo al escoger sus comidas. El concepto clave es reconocerlo. 

 

Muchos alumnos y/o clientes de Chufani wellness se sorprenden cuando aprenden a observar cómo su estado de ánimo y sus emociones se ven afectados por el tipo de alimentos del que disponen en cada momento, porque lo normal es que no pensemos en ello y sencillamente los rechacemos.

 

Varios estudios de instituciones como la UCLA sobre la “comida emocional” se basan en analizar cómo lo que comemos se refleja en emociones específicas. El estado de ánimo afecta nuestro deseo de comer y las investigaciones demostraron que un estado de ánimo negativo, lo que solemos conocer como estado de mal humor, a menudo se produce por una dieta que hemos dejado o que no ha funcionado.

Cuando hablamos de “romper” con una dieta, existen más de 50 estudios (dato de la UCLA 2019) en los que se sugiere que las razones son desencadenantes emocionales como el estrés, la ansiedad, el aburrimiento y la soledad. Por lo tanto, un estado de ánimo negativo precede abandonar una dieta. ¿A quién le gusta ponerse a dieta cuando se está triste y desmotivado?

Los estados de ánimo negativos están asociados con niveles bajos de energía. 

Por eso, se busca compensar los estados de ánimo negativos con la comida: porque esta nos proporciona placer y nos hace sentirnos mejor a corto plazo. Cuando equilibramos nuestros niveles de energía, liberamos tensiones, y esto queda registrado en el cerebro. De esta manera, cuando nos encontremos con estados de ánimos negativos, el cerebro recordará que la comida nos ayudó a compensar ese estado el ánimo en el pasado, y pensaremos en comida de manera automática.

 

La doctora Susan Albers (2015) otorga su aporte acerca del concepto de alimentación emocional, aludiendo qué significa comer en respuesta a las emociones, ya sean negativas o positivas, con el fin de cambiar esas emociones. Por ello es muy normal que cuando estamos en picos de estrés o de alguna emoción fuerte, tendamos por comer ciertos alimentos que consideramos que nos van a calmar. 

“La alimentación emocional reduce la probabilidad de perder peso y de mantener un peso adecuado después de haber realizado una dieta restrictiva. Además está asociada con altos niveles de estrés crónico.”

La buena noticia ante todo esto es que…Podemos entrenar a nuestro cerebro

Si, la plasticidad cerebral.

Todo lo que hacemos y experimentamos se queda grabado en el cerebro. Cuando repetimos las acciones como comer por placer, hacer compras o expresar comentarios positivos, estas se van a ir grabando y cambiando el cerebro para bien o mal. 

Este proceso de cambio se llama plasticidad sináptica, que es la capacidad de cambiar el cerebro. El cerebro es moldeable, como el plasma.

Así es que te invitamos a que hoy…comiences a entrenar tu cerebro poniendo atención en que comes y que sientes cuándo lo comes. 

¿Qué tipo de raíces neuronales tienes y estás fortaleciendo? 

¿Qué estás haciendo para cultivar las raíces de un nuevo comportamiento saludable? 

¿Cómo crecen las plantas? Todas necesitan nutrientes (agua, luz solar, suelo de buena calidad) y cuidados para que sus raíces puedan crecer. 

Con nuestro cerebro pasa lo mismo. Si queremos crear un nuevo comportamiento, necesitamos fortalecer las raíces de ese comportamiento. Así como el cerebro interviene en la alimentación del cuerpo, también tiene que nutrir sus raíces. Así es como se desarrollan nuevas vías en el cerebro. 

Solo en tu cerebro existen más de cien millones de células cerebrales. Eso es aproximadamente diez mil conexiones sinápticas de raíces por célula. Y un hábito puede ser miles de millones de sinapsis. 

Queremos cultivar esos comportamientos saludables, fortalecer esas nuevas raíces y desentendernos de esos comportamientos insalubres. Porque lo que sucede es que esas dendritas, las raíces, realmente empezarían a marchitarse, como las plantas. Si no las nutrimos con agua ni les da el sol, las plantas se mueren. Al cerebro le pasaría algo muy parecido. El proceso de aprendizaje del cerebro comienza fortaleciendo o debilitando la sinapsis.

Te darás cuenta de que mucho de lo que hoy consumes te genera emociones inconscientes que pueden estar jugando a favor o en contra de tu meta de salud física y emocional.

 

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Bibliografía:

Las emociones y su impacto en la alimentación, Julio 2019. Revista Caribeña de Ciencias Sociales.

Las emociones y la conducta alimentaria, 2015. http://www.scielo.org.mx/scielo.php?pid=S2007-48322015000302182&script=sci_arttext



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